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El embarazo NO es el fin de la vida sexual

A pesar de lo que pueda pensarse, para algunas parejas, la feliz noticia de la pronta llegada de un nuevo integrante significa, automáticamente, un poderoso declive de la vida sexual.-

Así, la “pareja embarazada’’ que, en muchos casos, tanto disfrutaba de una intensa actividad erótica, “buscando’’ o no la fecundación, sin darse cuenta pareciera que ha cumplido su objetivo propuesto e infelizmente comienza a retacear el contacto, surgen ancestrales tabúes y temores y poco a poco va desapareciendo la actividad sexual.-

Eso es lo que observamos en la vida sexual de los animales, la hembra se vuelve arisca al macho, y éste ya no siente los olores que antes tanto lo excitaban, por lo que vuelca su interés en otras hembras a las que encuentra más receptivas.-

Pero los seres humanos tenemos una sexualidad diferente a la de los animales, aun a la de los primates superiores, y la fecundación debería reforzar el vínculo entre los cónyuges y hacer más firme el compromiso de fidelidad.-

Sin embargo, recientes investigaciones en EEUU, en la Universidad de Boston, muestran sin lugar a dudas, que más del 80 % de las infidelidades masculinas comienzan con el embarazo, producto del desinterés femenino y la aumentada sexualidad o los miedos del varón.-

Operan aquí viejos tabúes y ancestrales prohibiciones fruto de la ignorancia y de una cultura tristemente machista, que denigra la belleza del embarazo e ignora la competencia masculina, fomentando la infidelidad tan característica de la “Casa Grande’’ –como dicen en México- donde vive la esposa legal y sus hijos y la “casa chica” donde vive la concubina, generalmente más joven y pobre.-

Debido también a esto, los “kilos de más” que aparecen en la gestación luego muchas veces pueden no perderse en toda la vida.

Es preciso informarse y aceptar los nuevos valores que marcan nuestra época, donde la  mujer ocupa un lugar totalmente diferente del que ocupara antaño, hoy un lugar más igualitario, más digno y activo.-

En los humanos de ninguna manera es un imperativo biológico que deba decrecer el sexo sexual en la mujer durante el embarazo, al contrario, en muchas mujeres suele aumentar, de manera que si el varón se aleja, se generan una serie de resentimientos que luego son difíciles de subsanar.-

No se “cuida’’ a la mujer gestante no haciéndole el amor, al contrario, se la ofende y se la relega, por eso un verdadero compañero de su esposa, mantiene y hasta acrecienta su actividad erótica como muestra de cariño y agradecimiento hacia su mujer.-

Y si a veces pueden existir algunos problemas físicos que dificultan la actividad sexual, son un estímulo a la creatividad erótica, a la búsqueda de nuevas e inteligentes formas de hallar la satisfacción psico-sexual, aun de manera no tradicional pero sí efectiva.-

Típicamente Susana abandonó su vida sexual, antes muy frecuente, cuando tuvo el test  confirmatorio en sus manos y pese a las advertencias, ignoró a su marido. Este parecía feliz, no protestaba y hasta se veía como cuidando a su mujer, pero en el ínterin conoció íntimamente a una joven, y se separó de Susana unos días antes del parto. (Nota del Dr. Sapetti: aquí podría confluir también un miedo al compromiso de parte del marido recordando aquello que decía S. de Beauvoir que todo aquello que a un varón le recuerda a su madre -embarazo, parto, lactancia- le despierta  algún tipo de ansiedad de castración).

Elizabeth, por su parte, supo escuchar atentamente a su psicólogo y apelando a su creatividad y pese a algunas pérdidas sin importancia, logró creativamente satisfacerse a sí misma y también “encantó” a su joven esposo con su desenfado y “buena onda’’. Transcurridos los años sigue junto a él, y ambos muy felices.-

Este llamado a la creatividad erótica durante el embarazo no debiera escandalizar a nadie, al contrario, es en la sana conversación entre los miembros del vínculo, asistidos por un profesional en la materia, donde se encuentra la clave para que la “dulce espera’’ sea verdaderamente dulce y no deje el sabor amargo de la frustración, la infidelidad y la mentira.-

* Lic. Norberto Litvinoff, psicólogo, sociólogo, Bs. As., 2004, Argentina.  
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