"—Cuando yo uso una palabra —dijo Humpty Dumpty— esa palabra significa exactamente lo que yo decidà que signifique... ni más ni menos.
"—El asunto es —dijo Alicia— si se puede haÂcer que las palabras signifiquen cosas tan distintas.
"El asunto —replicó Humpty Dumpty— es el saber quién manda (“Who is the Masterâ€). Eso es todoâ€.
Lewis Carroll (A través del espejo)
Revisando artÃculos para la página descubro que, a pesar de que hemos recorrido una buena parte de la SexologÃa, no he desarrollado para sexovida.com nada sobre la sexualidad normal -que una de las preguntas más comunes y frecuentes que traen los pacientes o consultantes es si determinada práctica que realizan o que les fue referida es normal o anormal-. PeÂro, al igual que en el libro de Carroll, se pueden tener concepciones muy distintas de una misma cosa y en eso muchas veces se juegan cuestiones de poder: hay alguien que sabe y dice esto está bien y es normal, y hay otros que se supone tienen que aceptar esta definición sin chistar ni cuestionar, aunque piensen lo contrario. Por eso creemos que, para ser un poco más objetivos y definir una conducta como normal, se deberÃa siempre determinar previamente a qué criterios nos estamos adscribiendo. Hay varios parámetros que se poÂdrÃan utilizar:
* El estadÃstico (es decir: si la mayorÃa lo realiza)
* El sociocultural (que varÃa con el momento históÂrico y las distintas regiones del Orbe)
* El religioso
* El evolutivo
* El psicológico
* El anatómico fisiológico
* El filogenético (comparando distintas especies)
* El antropológico
De acuerdo con los parámetros que se tomen, se podrá definir si algo es normal o anormal. Daremos algunos ejemÂplos aclaratorios, en áreas sexuales y no sexuales:
* La masturbación para los valores religiosos es algo anormal y pecaminoso; pero, como desde un criterio estaÂdÃstico es realizada por la mayorÃa, es normal; desde lo evolutivo y filogenético también, ya que los mamÃferos superiores (como se puede ver en los zoológicos) se autoestimulan.
* Una chica en bikini en medio de una clase de maÂtemáticas o en la sala de un cine es un hecho anormal, pero en una playa es lo esperable, y normalmente aceptado: cuanÂdo cambia el contexto cambia la valoración del mismo heÂcho. Recordemos aquà un concepto de Bataille y diremos que no existe lo normal como existe la lluvia, la casa, el piaÂno o el libro, sino que es una relación subjetiva que mantenemos con una situación o vivencia determinada, y como tal cambia con los distintos observadores y en las distintas circunstancias.
Hay una anécdota atribuida a Picasso que es muy esclarecedora: cierta vez en una exposición de sus cuaÂdros una señora se acerca y dice: "¡Pero esto es obsceno!", Picasso, que estaba cerca, le responde: "La obscena es usÂted".
* Hoy en dÃa, cuando alguien refiere estar poseÃdo por seres extraños que lo habitan, es diagnosticado por la psiÂquiatrÃa moderna como un cuadro psicótico delirante. En la Edad Media, y aun posteriormente, este cuadro era consideÂrado como una posesión satánica, através de rituales y exorcismos, cuando no con tormentos, se pretendÃa eliminar esas influencias demonÃacas, que eran vistas como un heÂcho habitual y corriente.
* En las religiones modernas no se concibe el sexo coÂmo ritual, pero en sociedades antiguas como la sumeria, en los cultos dionisÃacos de los griegos, en Egipto con sus cultos de Isis y Osiris, era un hecho normal y destacable de los ritos. Lo mismo sucede con civilizaciones primitivas que aún hoy perÂsisten.
* El juego oral con los genitales masculinos (felatio) es practicado por un gran número de parejas, por lo que estadÃsticamente es normal, pero desde el punto de vista de la Iglesia católica es una práctica considerada anormal y pecaminosa; desde lo legal, en muchos paÃses es considerado deliÂto de felonÃa y está penado por la ley, de mediar una denunÂcia al respecto.
* Entonces cuando alguien se pregunta si alguna prácÂtica es normal o no deberá analizar bajo qué cariz hará la deÂfinición de tal práctica y definir, a la vez, el medio social, cultural, el momento histórico, el paÃs e, incluso, distintas zonas geográficas de un mismo paÃs donde se realiza, etc. De lo cual es fácil deducir que en psicologÃa humana y sexologÃa, no existen respuestas terminantes ni definitivas.
* Las preguntas que ahora transcribiremos son un muestrario significativo de los interrogantes más usuales o extravagantes en nuestro medio sobre la normalidad:
Claudia, 28 años: ¿Es normal no haberse masturbado nunca?
Silvia, 46 años: Hace seis meses que me he separado y me siento "histérica" por no tener relaciones sexuales. ¿Esto es normal?
Pedro, 25 años: Solamente disfruto cuando estoy con una mujer y realizo prácticas humillantes para mÃ, ¿es esto normal?
Roberto, 30 años: ¿Es normal que el deseo sexual de la muÂjer disminuya con el amamantamiento?
Rolando, 55 años: ¿Es normal y correcto tener relaciones genitales cuando la mujer menstrua?
José, 25 años: ¿Es normal sentir deseos que mi pareja me coloque el dedo en el ano cuando tenemos relacioÂnes sexuales?
Gladys, 48 años: ¿Es normal que un hombre de 56 tenga necesidades de mantener cinco relaciones diarias?
René, 54: ¿Es común excitarse viendo pelÃculas pornográficas?
Mónica, 32 años: ¿Es habitual desear incluir una tercera perÂsona en las relaciones sexuales?
Adriana, 25 años: ¿Cuál es el lÃmite entre una conducta sana y una psÃquicamente anormal entre un hombre y una mujer?
José, 48 años: ¿Es normal excitarse sexualmente con un enema?
Susi, 32 años: ¿Es común que una madre se excite cuando amamanta al bebé?
Liliana, 40 años: ¿Es normal que mi esposo se excite coloÂcándose ropa de mujer?
Marta, 43 años: ¿Es común y normal que cada vez que teÂnemos relaciones sexuales yo tenga cinco o seis orgasmos y él uno solo?
Raquel, 56 años: ¿Es normal que mi marido sólo logre darÂme el orgasmo succionándome los pezones?
Carlos, 35 años: ¿Cuánto mide un pene normal en erección?
Ana, 39 años: ¿Un señor casado con una prostituta es un anormal sexual o anormal mental?
Ana MarÃa, 37 años: Tenemos relaciones sexuales todos los dÃas y tengo siete u ocho orgasmos por vez, ¿es normal?
LucÃa, 29 años: Con mi novio mantenemos relaciones por horas y yo nunca llego a terminar, ¿esto es común y normal en mujeres de mi edad?
Olga, 27 anos: ¿Es normal no desear tener relaciones sexuaÂles?
Carlos, 56 años; ¿Cuál es la frecuencia sexual normal en gente mayor de 50 años?
Blanca, 42 años: Siempre que estoy con mi esposo y teneÂmos relaciones estornudo, ¿es normal?
Mario, 18 años: ¿Es normal que cuando uno trabaja mucho en la oficina disminuya el deseo sexual?
Carlos, 32 años: ¿Es cierto que tener relaciones sexuales deÂbilita para realizar un deporte posteriormente?
Julia, 18 años: ¿Es normal que una mujer no sangre luego de la primera relación sexual?
Antonio, 22 años: ¿Una mujer debe sentir siempre dolor en su primera relación?
Miguel Ãngel, 19 años: ¿Es aconsejable y normal que un vaÂrón vaya con una prostituta en lugar de masturbarse?
Raúl, 31 años: ¿Es normal que sólo me sienta atraÃdo por varones?
Alicia, 28 años: ¿Es normal que mi marido solicite penetrarÂme por detrás?
Isaac, 35 años: ¿Cuál es la posición coital normal?
Carolina, 28 años: ¿Es normal que no alcance el orgasmo con la penetración y sà con la estimulación del clÃtoris?
Orlando, 42 años: ¿Normalmente, cuánto tiempo puede aguantar un hombre sin terminar, cuando tiene su pene en la vagina?
Luisa, 38 años: ¿Es normal desear tener relaciones con otro hombre, aun cuando quiero a mi marido?
Roberto, 40 años: A veces, cuando hago el amor con mi señora tengo fantasÃas con otra mujer, ¿es normal lo que me pasa?
Josefina, 41 años: ¿Por qué se considera un hecho socialmente aceptado que un hombre tenga relaciones extramatrimoniales?
Rodrigo, 36 años: A mà me gustan las mujeres y mantengo relaciones satisfactorias con ellas. Sin embargo, muchas veces tengo fantasÃas con hombres, ¿esto es sÃntoma de anormalidad?
Si uno es normal o no, si vamos a clasificar ciertas conÂductas como normales o no, depende de cómo definamos la normalidad en general y en el área sexual en particular.
Daremos algunos sinónimos y definiciones del término seÂgún el diccionario de lengua castellana: usual; corriente; ordinario; que se ajusta a determinadas normas; regular; de acuerdo con una ley o principio establecido; conforme a un tipo o standard; que está de acuerdo con la naturaleza, o con patrones o reglas que son observadas o consideradas prevalentes; lo correcto.
Digamos nuevamente que lo normal, en un medio deterÂminado, es aquello que se adecua a determinadas prescripÂciones (morales, religiosas, legales, médicas, psicológicas) que muchas veces asocian lo normal con lo "correcto†o "aceptable" y hasta "saludable" y lo anormal con lo opuesto. La pregunta serÃa entonces: ¿qué es normal o no, de acuerdo con quién, dónde y cuándo?
Pomeroy nos dice que "no debemos olvidar que detrás de cada definición de normal o correcto hay una infinidad de moralistas, legisladores, juristas, religiosos, médicos, polÃticos, filósofos, intelectuales, psicólogos, incluso hombres de la calle, propagandistas de su propia causa", y que son muÂchas veces vehÃculos de intereses clasistas. La moral no es más que un conjunto de costumbres, que no son ni fijas ni inmutables, ni monopolio de unos pocos que se consideran dueños de verdades absolutas y reveladas, y lo que es peor, pretenden imponerlas al conjunto social, sin ni siquiera conÂsiderar si comparten o no estos dogmas y creencias, Un ejemplo lo tenemos en el tema del divorcio por casi todas las sociedades del mundo legislado y aceptado, sin embargo, sectores minoritarios y bien definidos preÂtenden que el divorcio, que existe en los hechos, es un acto que atenta contra la naturaleza y el orden divino.
No pretendemos, con todo este preámbulo, esquivar una definición de normalidad en sexualidad; es más, creemos que la gente tiene el derecho y necesita saber si lo que realiÂza cae dentro de ciertos criterios.
Para algunos una relación sexual es normal cuando se reaÂliza en el marco de una relación de a dos, heterosexual y esÂtable, cuando ambos miembros de la pareja gozan, reciben y dan placer y afecto, sin culpa ni vergüenza y sin mediar daño psÃquico o corporal en alguna de las partes. Sin emÂbargo, esta definición serÃa restrictiva y parcializada en reÂlación con las personas homosexuales que eligen esta forÂma de vida sexual, o de aquellos que no mantienen relacioÂnes estables, sino que van variando de parejas a través del tiempo y, sin embargo, encuentran satisfacción en éstas. Otros podrán decir que algo es normal cuando la mayorÃa lo practica, pero también en esto habrá disidencias, ¿qué es la mayorÃa?: ¿el 99%, la mitad más uno?, ¿70%? ToÂdos estos problemas se nos plantean porque no hay una práctica sexual que realice todo el mundo de la misma maÂnera. Para los fines prácticos se podrÃa decir que si más del 50% hace determinada práctica, desde lo estadÃstico, la otra mitad no podrá decir que eso está mal, es incorrecto y anormal.
Si tomamos la homosexualidad vemos que sólo un tercio de los varones y un sexto de las mujeres tienen una actividad homosexual manifiesta y abierta (Pomeroy, USA, 1971); enÂtonces esta práctica y de acuerdo con la definición estadÃstica no serÃa normal. Desde lo histórico, lo psicológico y lo sexológico serÃa normal y hoy se pueden casar, adoptar hijos y disfrutar del sexo y el erotismo.
Las prácticas no maritales, sean pre, extra o postmatrimoÂnio, alcanzan un porcentaje del 85%, entonces serÃan normales. Al igual que la sexualidad oral- genital, que es practiÂcada por más del 50% de las personas. Otro tanto ocurre con la masturbación, ya que un 95% de los varones y un 63% de las mujeres reconocen haberlo hecho. En cambio, el coito anal (un 20%), el sadomasoquismo (menos del 10%), la paidofilia (sexo con niños), la violación y el incesto serÃan minoritarios y, por ende, anormales.
Si tomamos la vertiente filogenética podemos decir que somos mamÃferos superiores y como tal el comportamiento sexual de estos animales es la base de nuestro probable comÂportamiento. A pesar de que el hombre ha sido definido como un "animal racional", "un animal polÃtico" o "el aniÂmal que rÃe", guarda muchas similitudes con sus compañeÂros mamÃferos. Se supone que el ser humano en los tiempos prehistóricos comienza a tener relaciones imitando la posición que utilizaban los animales, es decir, la mujer agachada y el varón penetrando desde atrás (también llamada "pecoriÂna", que viene de pécora: oveja). Por eso se la denominó more ferarum: “como las fierasâ€. En cierto momento de su evolución pasó a hacerlo cara a cara y hay quienes piensan, como Desmond Morris y otros (magnÃficamente mostrado en el film de Annaud “La guerra del fuegoâ€), quefue la mujer la que introdujo la posición cara a cara, modo coital que alÂgunos primates suelen usar también.
La monogamia no es muy usual entre los mamÃferos, ya que la mayorÃa no se aparea con un mismo compañero por un largo perÃodo. En este aspecto hay una disociación: si comparamos nuestra conducta monógama oficial y pública con las de los animales, dirÃamos que filogenéticamente soÂmos anormales y antinaturales, pero si lo comparamos con la conducta humana privada y reservada vemos que la incidencia de la monogamia estricta no es muy frecuente, por lo tanto nos parecemos mucho a los animales. Basándonos en estas afirmaciones, podrÃamos decir, en cuanto a la conducta real, que somos normales y actuamos de acuerdo con la naturaleza. Aquà si se le preguntara a alguien si es normal o no, podrÃa reformularse este interrogante de la siguiente manera: ¿de acuerdo con lo que digo o con lo que hago?
Entre los animales la masturbación es normal (basta con ver los monos en el zoológico); también se suele ver, actividad oral en mayor o menor medida, forma parte de la naturaleza y es herencia de los mamÃferos.
Si observamos los preceptos morales vemos que en nuesÂtra sociedad los códigos judeocristianos son el basamento de aquéllos. La posición oficial de la Iglesia católica es acepÂtar las relaciones sexuales no procreantes, siempre y cuando sean en el marco del matrimonio. Todo juego sexual tendrá que culminar en el coito vaginal. Pero, para los códigos judeocristianos, son incorrectos y anormales: el coito no matrimonial, el sexo anal, la masturbación, la homosexualidad. Los contactos orales-genitales y las relaÂciones no procreantes son aceptados con reservas.
La tradición religiosa, con sus códigos, ha influido en nuestros preceptos sobre lo sexual a través de las leyes eclesiásticas. En este sentido podrÃamos definir como "norÂmal" lo que es "legal" y como "anormal" lo que es "ilegalâ€.
En general la ley no tiende a sancionar las prácticas privadas que no sean denunciadas por uno de los dos miembros de la pareja. Por ejemplo: la masturbación no es contraria a la ley, pero en algunos lugares de USA, nos dice Pomeroy, inducir a otra persona a masturbarse es calificado como delito de ""sodomÃa" (acto contra la naturaleza). Es decir que la masturbación es normal desde lo comparativo con las especies y desde lo estadÃstico, tanto como en la faz legal, pero anormal desde los valores religiosos. La activiÂdad oral genital es calificada en algunos estados de USA como delito de felonÃa al igual que el coito anal que es penado como "sodomÃa".
El adulterio, por ejemplo, es penado en muchos paÃses cuando lo realiza la mujer; en cambio, al varón hay que probarle que “tiene manceba†o que convive con otra mujer o, más directamente, se permite y acepta que un varón tenga más de una mujer. Frente al enunciado de si el adulterio es normal, la pregunta serÃa: ¿en qué paÃs vive?, ¿de qué sexo es usted?
En varios paÃses, a los homosexuales se les permite casarse. Hay naciones que poseen leyes contra el coito pre y extramatrimonial y lo califican como delito de fornicación; en otras es algo legal y no se lo castiga. Vemos que para un criterio legal de normalidad hay que tomar las variables según el paÃs (o zonas dentro de un mismo paÃs) y según el sexo que se posea (varón o mujer).
De acuerdo con los criterios de las normas sociales definirÃamos como normal a la conducta que no lastima ni causa daño a la sociedad o a uno de sus miembros, y como anormal a la que causa daño. Por lo común, se consideran contra las leyes a las relaciones sexuales forzadas (violación, coito anal) y la paidofilia (acto sexual con un menor).
Si hablamos desde lo histórico, en los sucesivos vaivenes, determinadas prácticas fueron condenadas y perseguidas y en otras etapas aceptadas o estimadas. Ese fue el caso de la homosexualidad, que no era algo cuestionado en la Grecia heroica, pero que fue reprimida en otras épocas. La masturbación en las tribus nómadas judÃas del Asia occidental era permitida; luego, cuando se necesita aumentar la población, se prohÃbe la "pérdida de simiente", castigándose dicha práctica, la homosexualidad y el coito no procreante.
En la Inglaterra victoriana de fines de siglo era consideraÂdo normal que las mujeres no tuvieran orgasmos y placer sexual, ya que no era necesario para la procreación que promovÃa el protestantismo. Hoy vemos que, con la emancipación femenina, el orgasmo ha pasado a ser un derecho constitutivo y generalizado.
Luego de ver las múltiples variables que se ponen en jueÂgo en una definición de normalidad, nos daremos cuenta de que las respuestas nunca serán tomadas como algo absoluto, terminante, definitivo o eterno, dejando lugar a los criterios individuales de cada lector aceptar o no alguÂnas de las definiciones sugeridas en este artÃculo.
* Extractado del libro “Sexualidad en la pareja†de A. Sapetti y R. Rosenzvaig